16 de maig, 2006

Partidos y democracia interna

El terremoto político provocado por el no de ERC al Estatut ha añadido otro asunto, y no precisamente menor, en el debate político catalán. Además del gran tema, esto es, dilucidar hasta qué punto el Estatut aprobado anteayer por el Senado es mejor que el actual, ya tenemos otro tema: ¿que es más democrático, que la dirección de un partido tome sus decisiones con cierta autonomía de sus militantes, o que sean éstos quienes decidan, por medio de mecanismos asamblearios, las cuestiones clave?.

Recordemos: la dirección de ERC, después de algunas semanas –demasiadas, sin duda- de titubeos, se decantó por el “voto nulo político”, que significaba votar con una papeleta que dijera “sí al Estatut del 30 de septiembre”. ¿Por cierto, es coherente estar a favor del Estatut del Parlament y estar en contra del que sale de las Cortes Generales? ¿Tan grande es la diferencia entre ambos como para pasar de un sí al primero a un no al segundo? Comparen y juzguen por Uds. mismos.

Luego, llegaron las bases, instigadas en parte por un ex-consejero recién cesado, y tumbaron la decisión de la dirección, apostando por un no sin matices. De hecho, en su primera decisión, la dirección ya había abierto las puertas al no –además del voto en blanco- por las presiones de las JERC. Los líderes republicanos se plegaron a la voluntad de los militantes. Si las asambleas fueron un jueves, al día siguiente la ejecutiva rectificó su decisión de apenas una semana antes. “Preferimos quedarnos sin gobierno que sin partido”.

Obviamente, este no suponía romper el compromiso con el PSC: ERC sólo se mantendría en el gobierno a cambio de no coincidir con el PP en el referéndum. Ante las críticas que arreciaron por todas partes –socios, oposición y prensa- en ERC se defendieron con un argumento aparentemente intachable: “¡Servidumbres de la democracia! Como ERC sí es un partido con democracia interna, a diferencia de los demás, sus dirigentes escuchan a sus bases. Este cambio de posición, en verdad, nos honra.”

Sin embargo, se trata de un auténtico sofisma. Un partido no es una ONG, que se debe a sus socios y basta. Un partido se presenta a las elecciones, recibe votos de los ciudadanos, y su poder deriva de la voluntad de los electores. Si ERC es algo en la política catalana no es gracias –o no principalmente- a sus 10.000 militantes, sino gracias a sus 500.000 electores. Y resulta que los electores de ERC habían manifestado, según el sondeo del CEO, que aproximadamente en un 50 %, votarían a favor del Estatut.

Lo propio de un partido es que su dirección pueda mirar con un ojo a los militantes y con el otro a los electores, y no que esté hipnotizada por sus bases. Esto es lo democrático. Porque siempre los militantes son más radicales, mas rocosos, más maximalistas ideológicamente que los votantes. Por algo son militantes. Y, en el caso de ERC, esta distancia es seguramente todavía mayor que en el resto de partidos catalanes. Por esto, una dirección debe tener cierta autonomía en relación a sus bases, para poder atender también la voluntad de sus votantes, que son quienes le delegan el poder.

Así, lo que han hecho las bases de ERC no es un ejercicio de democracia sino todo lo contrario: un secuestro político. Porque el partido no es sólo suyo, sino también de quien les vota. Y lo más grave es que no lo sepan. La responsabilidad última, de todos modos, es de la dirección, que ha permitido este secuestro, incapaz de reafirmarse en su decisión en favor del voto nulo en nombre de sus electores y de los compromisos dados.

4 comentaris:

Anònim ha dit...

Amb tots els respectes, em resultaria més atractiu intel·lectualment conèixer les teves reflexions sinceres sobre fins on el PSC ha pesat respecte al PSOE en la negociacions estatutàries, fins a quin punt el pacte Zapatero-Mas no és una "patada" política al president del PSC i la Generalitat, què n'opines del secret a veus que el PSOE ha disenyat amb CiU un pacte estatutari, un avançament electoral i un possible terreny abonat per a l'anomenada "sociovergència".

Pepe Luis López Bulla ha dit...

Pienso que el recurso "a las bases" es mera retórica. Por una razón: Erc no ha normado de qué manera (quórums y otros requisitos) las decisiones de la base pueden ser vinculantes. Con perdón, cuatro y el cabo no son las bases; son una escuálida parte de las bases. Para que la democracia participativa sea tal, debe tener como mínimo las mismas (o más) normas que la representaiva. Pepe Luis Santafé

Anònim ha dit...

Todo lo que dices aleja los partidos i los politicos de la gente.

En ERC s'equivocaran pero si decisión los a acercado a la ciudadania i la sociedad. Vosotros cada vez os pareceis mas a una sociedad privada donde mandan cuatro.

Un votante socialista.

Anònim ha dit...

Bueno, quizá yo no tenga derecho a opinar algo sobre el cual no sepa. Intento acompañar a la situación catalana y del estatut desde lejos, pero no es fácil. La información es siempre filtrada y nos perdemos muchos datos.

Pero la cuestion que se habla aquí es muy pertinente: quienes son los responsables por los partidos? Los electores que les dan peso político? Las basis del partido que no estan en el poder? O la dirección del partido que representa al partido? Todos? Ninguno?

Naturalmente nos podemos quedar en discusiones estatutarias de lo que está escrito en las reglas internas de un partido. Pero la cuestión, señores, me parece más profunda que eso...

La cuestión es que mientras tengamos a sistemas partidarios estos "cambios de opiniones y de valores" seguiran ocurriendo.

La cuestión es que mientras no haya formas verdaderamente democraticas de hacer la gente, las basis del país, hablar, intervenir, participar, no estaremos mas que mediante una "ilusión de democracia".

La cuestión... no es encontrar la respuesta para este síntoma del ERC, sino encontrar la solución para el partidarismo que nos separa más que nos une en un sentido común.