01 de juliol, 2009

La Democracia Económica. ¿Hacia una alternativa al capitalismo? (1)

Publicado en El Ciervo, junio del 2009

La mayor crisis del capitalismo desde la Segunda Guerra Mundial, la primera desde que el mundo vive en una economía globalizada, es a ojos de muchos más que una crisis financiera y más que una grave o muy grave crisis económica: ¿estamos ante una crisis de valores, una crisis cultural, una crisis de sistema social en su conjunto? ¿Estamos pasando una página de la historia económica o estamos cerrando un capítulo entero?

La crisis ha reabierto el debate –tan viejo y tan nuevo- sobre la posibilidad y/o la necesidad de encontrar alternativas económicas al capitalismo en tanto que sistema económico. Alternativas nuevas. Mucho antes de que el neoliberalismo entrase en implosión, un grupo de personas procedentes de la teoría (de la academia) y de la práctica (de la economía social), empezó a trabajar en un libro dedicado a la exploración de modelos económicos y experiencias de producción, consumo y finanzas no capitalistas. Cinco años después, este trabajo ha visto la luz, bajo el título “Democracia económica. Hacia una alternativa al capitalismo”. Se trata de un voluminoso libro colectivo, de cuatrocientas páginas largas y más de veinte autores, que aparece sin duda en el momento más oportuno posible.

El texto (editado, por ahora, en catalán) se propone diez objetivos. Hoy explicaremos los cinco primeros. En la próxima “Vuelta” vendrá el resto:

1. Edificar sobre nuevas bases filosóficas la crítica al capitalismo. Porque la crítica tradicional (basada en el marxismo clásico) ya dio de sí, a lo largo del siglo XX, todo lo que podía dar. Para ello, se recurre a las mejores teorías de la justicia que proporciona la filosofía política de las últimas décadas: el liberalismo igualitarista de Rawls, el marxismo analítico (post-rawlsiano) de Cohen y el republicanismo.

2. Demostrar de manera detallada por qué y en qué sentido se puede decir que las desigualdades inherentes al capitalismo son injustas. Las teorías de la justicia nos permiten concluir que son fundamentalmente dos: el desigual acceso a los medios de producción que se genera en los mercados financieros (una injusticia “absoluta”) y la desigualdad en la distribución salarial que se genera en los mercados de trabajo (una injusticia “relativa”). Además, las empresas capitalistas son espacios de dominación, carentes de legitimación democrática.

3. Averiguar si el capitalismo social del Estado del bienestar también suspende o bien aprueba ante el tribunal de las teorías de la justicia. Sin duda, el Estado del bienestar reduce en mucho las desigualdades propias del capitalismo. Pero aun así, la filosofía política contemporánea permite decir de manera fundada que no cumple -ni difícilmente podrá nunca cumplir- con los principios de justicia.

4. Explorar alguna de las propuestas de sistemas económicos alternativos que, desde el mundo académico, vienen haciendo desde hace décadas destacados politólogos, filósofos y economistas. Concretamente, en el libro se presenta la propuesta de socialismo de mercado que, con el nombre de Democracia Económica, ha desarrollado el norteamericano David Schweickart. Un modelo económico viable que, a priori, satisface de manera mucho más cabal que el capitalismo social las exigencias de las teorías de la justicia.

5. Sin embargo, las propuestas teóricas son esto: teóricas. Por esto, el libro propone hacer un salto sin red a la realidad. Así, en un primer momento el libro no presenta la Democracia Económica tanto como un horizonte hacia el que hay que transitar, sino que la utiliza como un “radar” desde el cual detectar aquellas experiencias, prácticas y organizaciones económicas reales, que estén ya hoy funcionando de manera más o menos exitosa, y que tengan un grado de afinidad suficiente con esta propuesta de sistema económico alternativo. ¿Cuáles son estos posibles embriones de un hipotético socialismo de mercado? El libro responde: las cooperativas, el sindicalismo, en la medida en que sea un instrumento de democratización de las empresas, la banca ética y el consumo responsable (basado en instrumentos todavía por explorar a fondo, como las etiquetas sociales).