23 de gener, 2007

En respuesta al reto de López Bulla, sobre las raíces cristianas de Europa (y 3)

3. Sobre Turquía, te copio una nota que acabo de publicar esta misma semana sobre el asunto (también en El Ciervo):

Turquía, de entrada sí. Entre los partidarios de la incorporación de Turquía a la UE encontramos tanto argumentos basados en posiciones de derechas como otros fundados en visiones progresistas. Lo mismo ocurre con los argumentos contrarios: algunos proceden de perspectivas conservadoras, mientras que también desde la izquierda hay quien se opone a su entrada.

Derecha contraria: Europa tiene un fundamento cultural, que se refiere fundamentalmente a sus raíces cristianas. ¿Qué hace un país islámico, por muy democrático que sea, en una Europa de trasfondo cristiano? Se basa en una visión culturalista de Europa.

Derecha favorable: Turquía es un mercado emergente, en el que se puede hacer mucho negocio. Además, con la entrada de Turquía, se consolidará la Europa-mercado y se hará casi imposible la Europa política, que se supone que requiere unos fundamentos culturales comunes. Se basa en una visión neoliberal de la UE.

Izquierda contraria: Europa tiene una prioridad, que es la Unión política. Con Turquía dentro, este objetivo se hace todavía más complicado, por no decir imposible. Sólo una Unión política puede salvar el modelo social europeo, a medio plazo. Por lo tanto, en nombre del federalismo europeo, hay que renunciar a la entrada de Turquía.

Izquierda favorable: La entrada en la UE anclará la democracia en Turquía, lo cual permitirá demostrar que una democracia estable es posible en un país mayoritariamente islámico. Lo cual, en términos geopolíticos, no es poca cosa.

A mi parecer, se trata pues de negociar la plena entrada turca sin poner en riesgo el proyecto de la Europa política federal. Una cuadratura del círculo perfectamente posible.

Dicho de otra manera, que Bush sea tan partidario de la entrada de Turquía en la UE como tu o como yo debería hacernos sospechar sobre lo acertado nuestra postura. Que los democristianos alemanes más conservadores sean contrarios a la entrada (los mismos que defienden, en efecto, la mención a las “raíces cristianas”) debe reafirmarnos en nuestra posición favorable. Vaya lío. ¿Por qué no se ponen de acuerdo entre ellos y así nosotros adoptamos, simplemente, la posición contraria?

Bromas a parte, debemos tener claro por qué queremos que entre Turquía y con qué condiciones. Turquía no tiene que ser la excusa para la confirmación irreversible de la “Europa gran mercado y nada más”, como quieren muchos anglosajones de esta parte del Atlántico. Ni se trata, tampoco, de anclar a Turquía en el bloque occidental por motivos geopolíticos (que entre en la UE, para que no se vaya de la OTAN), como quieren muchos anglosajones del otro lado del Atlántico.

Tenemos que poner todas las garantías que asegure que Turquía en la UE no impide avanzar hacia la UE política y social. En cualquier caso, si algún argumento hay contra la entrada de Turquía, nada tiene que ver con el riesgo de difuminar nuestras “raíces cristianas”. Al contrario, si Turquía acaba entrando el carácter cristiano de Europa se verá reforzado, porque será, sin duda, un valiente gesto de solidaridad geopolítica y porque contribuiremos a ilustrar el Islam. Y trabajar por la justicia (ya sea geopolítica o cultural) siempre le hace a uno más cristiano, aunque no lo sepa.

2 comentaris:

Anònim ha dit...

El desencant de la trajectoria socialista i funamentalment en els cristians queens considerem de progres, podem tenir espai en un escenari europeu com l'anomenat Partit Democrata?

Sam Cyrous ha dit...

Además de otro factor histórico que se olvida cuando se habla de la história cristiana de Europa. Dónde ha empezado el cristinismo Europeu sino en las tierras hoy conocodidas como Turquia?